Mi casita es mágica en ella moran corazones limpios que no llevan ni la envidia ni la dejadez en ellos. Es acogedora y da paz, esa paz que encontramos en las cosas sencillas, carece de lujos pero tiene el aura blanca y nada puede cambiar su belleza.
En las tardes cuando me agobia el cansancio y llego a mi casita bella me acoge y cobija un mueble grande que me cautiva y roba. En las noches cuando no puedo conciliar el sueño recorro mi casita pequeña y doy gracias a Dios por bendecirla todos los días.
Te invito a hacer de tu casita un santuario de paz y de amor en la humildad y belleza de las cosas bendecidas por las palabras y acciones positivas que cada ser posee.
viernes, 9 de diciembre de 2011
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