La felicidad se compone
de pequeños momentos
que llenan nuestro espíritu
de fuerza interior para
seguir en la vida.
El calor tierno y humano
que nos envuelve
nos conduce por la fuente
inagotable de paz profunda,
anhelos y esperanza.
Mientras el inexorable tiempo
se encarga de nosotros
sigamos en este ir y venir
con optimismo y fe hacia
ignotos parajes que el mismo
tiempo se encargará de descubrir.
Adelante en mis alegrías y también
en mis tristezas el mundo no derrota
al que tiene fe y amor para dar
y manos para bendecir.
