Cuando la música se cruza en el camino de nuestra alma, se sensibiliza nuestro ser y se hace un recuento de tiempos y de espacios y todo ese caudal de sentimientos nos invaden y nos remontan para en unísono con la melodía que se oye nos vamos yendo hasta allí donde reposa nuestro ser, a veces se llora y otras se ríe pero son sensaciones hermosas que nos hacen sentir la alegría de vivir y de haber existido con un sentimiento espontáneo y sincero que nos proyecta todo esto que ahora siento.
Con aciertos y sin ellos se ha vivido se ha tratado de no hacer daño por lo menos conscientemente, porque de otra manera somos ajenos al sentimientos que no magnifiquen al ser humano sensible y sensitivo ante toda la creación del Universo.
La música como instrumento de paz nos permite sublimizarnos, ir allí a lo hondo, a lo profundo, donde todo deja de ser para darnos la armonía que en conjunción con todo lo bueno de la vida hacen que nuestro ser sea transportado hacia parajes ignotos indescriptibles.
Desde Tenerife para ustedes con el calor sofocante de esta preciosa isla donde todo parece estar en armonía, donde sus moradores trabajan con vehemencia para engrandecerla y hacerla bonita, aquí de pasajera reuniendo fuerzas para volver a mi querida Venezuela.
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