No lloro tu ausencia
,
estás en la presencia
de Dios.
Llorarte es detener
tu vuelo.
Quiero recordarte como eras
bueno, bondadoso y sutil.
Recordándote así
tu ausencia es menos
desesperante.
Danos consuelo nieto mío
y alúmbranos con tu luz
de esperanza y amor.

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