Entre sabanas me acurruco quedamente
y en silencio me inclino para contemplarte
e imaginarte, no quiero interrumpir tu quietud
y tu descanso, solo sentir la fragancia
de tu piel y adueñarme por un instante
de todo tu ser.
El silencio de la noche cómplice me acompaña
en esta travesía solamente interrumpido
por el aire de la habitación.
El silencio se hace sigiloso y mi cuerpo inquieto
se atreve a rogarte sin apasionarte y así
hermosamente tierno te concibo
y te quedas en mi como una imagen
sensible y sensitiva dada por los sentidos
de mi inmenso amor por ti.
Te amo en el silencio de esta noche
alegre porque estas y te llevo para siempre en mi.
