Llueve en el alma
del que se va.
La vida lentamente
languidece.
Veamos hacia atrás
y sintamos el amor
que nos arropa.
El ocaso de la vida
debe ser fuerte.
Atrás quedan la inocencia
de la niñez, aquí y ahora
el análisis profundo
de lo que se hizo
y de lo que no fué.
Lentamente se hace el silencio
termina la agonía
vuelve la calma.

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